No flipaba tanto desde Michael Jackson. Y aunque Lady Gaga no es santo de mi devoción musical, lo cierto es que he de rendirme a la evidencia. Su último videoclip es un compendio de transgresión e innovación. Desde invitar a Beyoncé, una cantante que está en lo más alto de su carrera, hasta el explícito y provocativo contenido erótico y homosexual. Pero lo que realmente me fascina de este videoclip es la realización de Jonas Akerlund, su colorista puesta en escena, el extremado estilismo y make up, el espectacular estilo narrativo (más parecido a un cortometraje que a un videoclip), la excelente fotografía, el soberbio casting y acting, las milimetradas coreografías, los divertidos títulos de crédito, en definitiva una película de una gran originalidad. Ah, el tema musical no está mal. Quizás me recuerda a sus éxitos anteriores, aunque intuyo que pegará como siempre.
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